Nuevamente los hondureños tenemos un presidente que primero responder a las exigencias de terceros antes que ejecutar un plan propio y sus decisiones apenas aparentan tener algo de razonamiento.
En Honduras, virtualmente, cualquiera puede ser presidente; y ya quedó demostrado con un presidente sin ningún título universitario.
Lobo intenta resolver los problemas que aquejan al país, mas no propone verdaderas soluciones que tengan efecto a largo plazo. El ejemplo notable más reciente, la intención de fusionar las secretarías de estado en los despachos de seguridad y defensa. El propósito primordial es dar respuesta a los altos índices de crimen. Está bien que el ejército apoye ocasionalmente a la policía nacional, pero su función principal es otra: la de defensa, que no es lo mismo que seguridad. Ciertamente, el país no se tan seriamente afectado en materia de defensa, como otras naciones, sin embargo es importante mantener las funciones de ambas secretarías independientes. El ejército aún debe velar porque se respete la soberanía en varios fronterizos, terrestres y marítimos.
Reforzar los cuerpos de seguridad no es una medida definitiva para combatir el crimen. Mientras no existan las condiciones que favorezcan la inversión, y por tanto la generación de empleos, seguirá abierta la escuela de crimen. También es de suma importancia que se cumplan con las metas de educación para que el país tenga alguna esperanza de mejora para el futuro.
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