El regreso de Manuel Zelaya a Honduras el pasado sábado 28 de mayo ha vuelto a incluir el tema de la asamblea nacional constituyente en las conversaciones diarias de los hondureños. Dada la situación que vive el país esto no es lo más conveniente.
Aunque esté de acuerdo con que la Constitución Política de la República de Honduras, aprobada en 1982, no es la mejor que existe y que no se adapta a la realidad de la nación, no es correcto estar tratando de estabilizar los escenarios en que vive el pueblo para instalar una asamblea nacional constituyente.
Tenemos que quitarnos esa obsesión por las asambleas constituyentes. La vigente es la duodécima constitución que ha tenido Honduras desde 1821. Tantas veces se ha cambiado la carta magna sin embargo Honduras es el país que Manuel Zelaya tiene la intención de cambiar mediante una nueva constitución.
No es la constitución lo que se debe cambiar, somos los hondureños los que debemos cambiar.